Hace miles de años, en algún lugar y momento del Paleolítico, un grupo de
humanos está rodeado por manadas de lobos y se refugia junto a los restos óseos
de un gran mamut. Pero en ese gran esqueleto abandonado ya no queda rastro de
carne que llevarse a la boca y calmar el hambre.
Acorralados y hambrientos, todo presagia un penoso final. Pero en esa situación
límite sucede algo que esquiva el trágico destino. Algo insólito para cualquier otro
animal. Así, ante el asombro de los demás, uno de los humanos coge un hueso seco
y consumido y simula que mastica con placer la sabrosa carne que lo recubre. Un
gesto de farsa, ficción o teatro. Pero que expresa el poderoso anhelo de imaginar
otras realidades. Y esta capacidad lo convertirá, con el paso del tiempo, en el
animal más poderoso e imprevisible del planeta.